El inicio de su etapa fundamental

Por Sergio Ariza

Beggar´s Banquet es el comienzo del periodo fundamental en la carrera de los Rolling Stones. Su vuelta a las raíces del blues, el country y el rock primigenio pero esta vez con un sonido totalmente propio, el sonido por el que todavía son recordados. Grabado en unas mágicas sesiones entre marzo y junio de 1968, mientras el mundo ardía de protestas estudiantiles, los Stones no solo encontraron su sonido definitivo sino que, por un momento, fueron los portavoces del momento con canciones como Street Fighting Man o Sympathy For The Devil, grabadas mientras se tomaba la Sorbona y se asesinaba a Robert Kennedy.  

Los Stones habían ido a rebufo de los Beatles desde que estos se retiraron de los escenarios en 1966, los de Jagger y Richards también hicieron lo mismo pero no lograron sacarle tanto partido al estudio y a la psicodelia, y su Their Satanic Majesties Request palidecía ante el Sgt. Pepper's de los de Liverpool. Además la banda estaba atravesando una etapa bastante convulsa, con Brian Jones cada vez más alejado del resto de la banda, metido de lleno en las drogas y resentido con un Keith Richards por el que le había abandonado Anita Pallenberg. Esto hizo que Keith diera un paso adelante y se convirtiera en el foco principal de la banda, encargándose de la mayoría de las guitarras del disco. Por su parte, la autoestima de Jones nunca superó aquel golpe y su interés en el grupo se desvaneció. Durante la grabación de Beggar´s Banquet se ausentó de muchas de las sesiones de grabación y cuando se presentaba tampoco parecía estar muy interesado, a pesar de ser una vuelta a su adorado blues. Fue en ese disco donde realizó su última contribución importante a la banda tocando el increíble slide acústico de No Expectations, posiblemente su mejor trabajo a las seis cuerdas, un recordatorio de adonde podría haber llegado si le hubiera seguido prestando más atención al instrumento. Eso sí, del jugoso slide de Jig Saw Puzzle se hizo cargo el propio Keith.
 

Pero la canción que mejor ejemplifica el nuevo sonido de la banda lo encontremos en el single que sirvió como presentación al disco, aunque no se incluyó en el mismo, Jumpin´ Jack Flash. Con esta canción Richards encontró su sonido característico y se lo dio a la banda. Cansado de la afinación normal descubrió la afinación abierta en cinco cuerdas y creó el que considera su mejor riff. Keith siempre se ha mostrado particularmente orgulloso de Jumpin’ Jack Flash y Street Fighting Man, dos de los grandes clásicos de la banda para los que no utilizó ni una sola guitarra eléctrica. Para conseguir ese sonido Keith tocó su Gibson Hummingbird acústica con una afinación en Re abierto y una cejilla en Mi, además de una segunda guitarra acústica que hace el acorde de apertura y está en una 'afinación Nashville' en la que las cuatro últimas cuerdas son reemplazadas por cuerdas más estrechas y afinadas una octava más alto de lo normal. A esto se le añade que todas las guitarras están grabadas a través de una grabadora de cassette lo que las da ese sonido tan peculiar, cercano a la eléctrica.
 

 

Claro que la canción que abría Beggar´s Banquet está al mismo nivel, nada más y nada menos que Sympathy For The Devil, una de sus mejores canciones que contiene uno de los solos más furiosos y cabreados de todos los tiempos. Keith Richards entrega su mejor momento como solista posiblemente con su Les Paul Custom del 57 conectada a un Vox AC30. El solo es tan brutal que algunos han dudado de que sea el propio Keith su responsable pero baste escuchar Stray Cat Blues en este mismo disco o su presentación en el Rock And Roll Circus para saber que lleva el ADN de Keith por todos sitios.
 



Claro que estas no son las únicas virtudes de un disco histórico. Sus satánicas majestades volvieron por la puerta grande, a pesar de las divisiones internas. Un Jagger pletórico llamaba a la rebelión en las calles, esto era 1968 y era hora de Street Fighting Man, banda sonora de un año incendiario. En Stray Cat Blues se puede adivinar a los Stones más clásicos de los 70, en Factory Girl se detectan sus primeros coqueteos con el country y en Prodigal Son volvían a rendir tributo al blues más pantanoso. Parachute Woman y Jig Saw Puzzle destilaban chulería Stone y Salt of the Earth cerraba con clase un disco que abría la etapa fundamental del grupo.


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