"And now it's time to...Kick Out The Jams, Motherfuckeeeeeers!”
Por Sergio Ariza
Detroit era
conocida a comienzos de los 60 por dos cosas, ser la ciudad del motor, donde se
fabricaban la mayoría de automóviles de EEUU, y por ser la sede de la Motown
(el nombre de la famosa compañía discográfica no era otra cosa que el acrónimo
de Motor Town), pero también por ser una de las más duras. Una con un futuro
tan gris como los cielos contaminados por las grandes fábricas de la ciudad,
pero de allí saldrían algunos de los grupos de rock más crudos de la historia,
liderados por los MC5 de Wayne Kramer y sus hermanos pequeños,
los Stooges de Iggy Pop. Por un momento fueron la gran esperanza del rock pero,
como no podía ser de otra forma, su radicalismo musical y político les
impediría lograr todo el reconocimiento que merecían, pero una nueva generación
los tomaría como guías y se convertirían en el faro sobre el que se construyó el
punk de la siguiente década.
Wayne Kramer nació
un 30 de abril de 1948 en Detroit y desde muy pequeño supo que su futuro no iba
a estar en una cadena de montaje de la General Motors. Agarrado al mástil de
una guitarra encontraría en la música una forma de encauzar su espíritu rebelde
y de, sobre todo, mantenerse fiel a sí mismo. En el instituto conoció a un alma
gemela que pensaba exactamente igual que él y con el que formaría una amistad
para toda la vida, se trataba de Fred
'Sonic' Smith, ambos lideraban sus propias bandas, tocaban la guitarra y
les encantaba todo tipo de música que fuera rápida y agresiva, de Chuck Berry y James Brown al surf de Dick
Dale o los grupos de rock de garaje. Al poco tiempo las dos bandas se
unieron en una, bajo el liderazgo de Kramer, llamada Bounty Hunters. En ese momento Kramer tocaba una Fender Esquire y
estaba empezando a llamar la atención en la ciudad.
Para 1964
decidieron que había llegado el momento de buscar un mánager, su primera
elección fue Rob Deminer. Pero
Derminer, que se había cambiado su apellido por Tyner en homenaje al pianista
de Coltrane, resultó ser un cantante
más que notable y su oratoria ‘beatnick’ y de izquierdas sentaba como un guante
a la explosiva música de una banda que, con sus amplificadores Vox Super Beatle
de 100 vatios, presumía de ser la más ruidosa de la ciudad. En breve llegaron
el bajista Michael Davis y el
batería Dennis 'Machine Gun' Thompson
y la formación quedó completada. Fue entonces cuando Rob Tyner les renombró como MC5 (que no era otra cosa que Motor City Five, los cinco de la ciudad
del motor).
En poco tiempo sus
salvajes actuaciones llamaron la atención del poeta y activista de izquierdas, John Sinclair, que se convirtió en su
nuevo mánager. Una banda como MC5 no podía tener un mánager típico y Sinclair
no lo era. Su lema, al frente de las Panteras Blancas, era "asalto total sobre la cultura bajo cualquier
medio posible, incluyendo rock and roll, droga y follar en las calles".
En poco tiempo habían pasado a convertirse en el grupo más peligroso, y
adorado, de su ciudad. El equipo iba mejorando y Kramer se hizo con una Gibson
ES-335, Smith con una Gretsch Tennessean y el bajista con un Fender Precision.
Canciones como Black to Comm o su
versión del I Can Only Give You
Everything de Them demostraban
una crudeza imposible en plenos tiempos del verano del amor. Sus influencias se
ampliaban, ahora a su adorado R&B, que compartían con los principales
nombres de la escena de Detroit como Bob Seger o Mitch Ryder, se sumaba la agresividad y el espíritu libre del free
jazz de Ornette Coleman o Sun Ra.
Su segundo single,
para una compañía local, contenía dos canciones originales que volverían a
aparecer posteriormente en su discografía, Borderline
y Lookin’ At You. Sus conciertos eran
eventos en su zona, con un crítico calificándolos como lo más parecido a un
terremoto o huracán. Las guitarras entrecruzadas de Kramer y Smith eran como un
elefante entrando en una cacharrería. Kramer estaba empezando a usar nuevos
instrumentos, primero una Les Paul, que le robarían al poco tiempo, y luego una
Firebird y una Stratocaster, los modelos a los que permanecería fiel durante
más tiempo. Principalmente su Stratocaster, a la que añadió un 'humbucker' y
pintó con los colores de la bandera de EEUU.
En el verano de
1968 su fama comenzó a salir de su zona de influencia regional y a convertirse
en la comidilla del mundo de la música. Sobre todo tras una gira por la Costa
Este y varios conciertos en casa donde destrozaron a cabezas de cartel tan
grandes como los Big Brother & The
Holding Company de Janis Joplin
o Cream. Cuando MC5 jugaba en casa (el
Grande Ballroom de Detroit era como su estadio para ellos) eran imparables,
llevando la locura a unos fieles que comparaban sus conciertos con orgías. El
caso de los de Clapton fue tan comentado que la Rolling Stone les dedicó un artículo que
les convertía en 'the next big thing'. Pero su controvertida fama les precedía,
algo que se haría más claro con su siguiente concierto.
A finales de
agosto se celebraba en Chicago la Convención Nacional Demócrata, dos meses
después del asesinato de Robert Kennedy
y con las protestas contra la guerra de Vietnam en su momento álgido, el
ambiente estaba muy caldeado. Como los propios MC5 decían EEUU estaba en guerra
no solo en Vietnam sino en las calles de su propio país y ellos estaban en
primera línea, como prueba el hecho de que fueran los únicos que tuvieron los
huevos para subirse al escenario ese día. Por supuesto Kramer llevaba su
Stratocaster con la bandera de las barras y estrellas... La cosa pasó a la
historia de los EEUU con revueltas, detenidos y múltiples heridos.
Y es que si al
tumultuoso año de 1968 hubiera que ponerle una banda sonora, esa no puede ser
otra que Kick Out The Jams, un disco
que es un tumulto en sí mismo. Fichados finalmente por Elektra (a la que
recomendaron a los Stooges, consiguiendo que firmaran también), se decidió que
no había mejor forma de capturar la esencia de la banda que hacer un disco en
directo, por supuesto en su casa, en el Grande Ballroom. Los días 30 y 31 de
octubre de 1968 se grabó un disco que comienza así: "Hermanos y hermanas, ha llegado el momento en el que todos y cada uno
de vosotros decidáis si vais a ser el problema o si vais a ser la solución".
El debut de los
MC5 es uno de los grandes discos en directo de la historia del rock.
Propulsados por las guitarras de Kramer y Smith lanzan una descarga de
adrenalina en estas ocho canciones que se adelantan a la energía y la crudeza
del punk. La frase "Kick out the
jams, motherfuckers!" solía ser gritada por la banda a otros grupos
cuando comenzaban con las interminables jams de la época pero se terminó
convirtiendo en el grito de guerra de sus conciertos. El momento en el que la
gente enloquecía con uno de los riffs más brutales de la historia. Los solos de
Kramer, guitarrista principal, eran sucios y descarnados, llenos de un fuerte
vibrato, mientras que 'Sonic' Smith era una apisonadora del ritmo.
El disco fue un
éxito llegando al número 30 de las listas en poco tiempo pero la controversia les
seguía y, a pesar de que su compañía censuró, tras las primeras ediciones, el 'motherfuckers', cambiándolo por un 'brothers and sisters' no impidió que la
cadena de tiendas Hudson decidiera retirar el disco de sus escaparates. La
respuesta de la banda fue tan expresiva como esperada. Contrataron un anuncio en
el que, sobre una foto de Tyner, se leía: "¡Que
se joda Hudson!". La respuesta fue retirar todos los discos de
Elektra. Demasiados problemas, demasiado caos y demasiada agresividad. Lo que
había comenzado como el claro presagio de su ascensión al Olimpo del rock,
terminó con la banda siendo expulsada de su sello, convertidos en parias para
el resto de la industria.
A la banda no
pareció importarle y ficharon por Atlantic Records. En mayo de 1969 se hizo un
festival en Detroit llamado el Rock&Roll Revival en el que los tres cabezas
de cartel eran Chuck Berry, Sun Ra y MC5, un honor para una banda que se
consideraba algo así como el extraño hijo bastardo entre los dos primeros. Poco
después comenzaron la grabación de su segundo disco, Back In The USA, para el que trajeron a Jon Landau como productor. Éste era un crítico de la Rolling Stone sin mucha experiencia aunque
terminaría siendo fundamental en la carrera de Bruce Springsteen. Landau buscaba
un sonido parecido al del rock and roll de los 50, no es de extrañar que el
disco se abriera con Tutti Frutti de Little Richard y acabara con la canción
titular de Chuck Berry.
Landau quería
canciones cortas y compactas, en un primer momento no era un problema pero su
forma de grabar iba en contra de los instintos más básicos de la banda,
acostumbrados a dejarse llevar en sus directos. Para colmo el batería tuvo que
grabar con metrónomo y el bajista fue sustituido un par de veces por Kramer,
después de innumerables tomas insatisfactorias. El resultado no gustó a los
fans de la banda, ni a los propios miembros, que lo vieron como algo
domesticado pero resultó ser tremendamente influyente, sobre todo en el punk
rock. Puede ser que le falte la garra de Kick
Out The Jams pero, canción por canción, es el mejor disco de la banda, con
clásicos como Tonight, la versión
definitiva de Lookin At You (atentos
al solo), American Ruse o Shakin’ Street, cantada por Smith que
también toca su Rickenbacker 450-12. Para este disco ya se han pasado a los
Super Reverbs y Kramer se luce con una Telecaster, también con ‘humbucker’.
A pesar de todo el
disco no pasó de un decepcionante puesto 137 en las listas, dejando al grupo
frustrado y decidido a producir el siguiente ellos mismos. A finales de 1970
viajaron a Londres para tocar en un festival en el que no les pagaron, su rabia
la convirtieron en un increíble directo, con Kramer luciéndose con una Epiphone
Wilshire y Sonic Smith vestido en su traje espacial mucho antes de la aparición
de Kiss. Sería en la capital inglesa
donde grabarían Sister Anne que,
junto a Baby Won't Ya, forman el
inicio más demoledor e imparable en un disco de rock a este lado del Exile On Main Street, con Rocks Off y Rip This Joint.
High Time fue el disco en el que
mejor supieron trasladar la energía del directo al estudio pero cuando salió el
mundo les había olvidado. Además las drogas estaban haciendo estragos en la
banda. Poco a poco se fueron marchando integrantes hasta que Kramer y Smith,
los únicos supervivientes, decidieron tirar la toalla en 1972. El 31 de
diciembre de ese año decidieron juntarse para despedirse en el sitio en el que
más huella habían dejado, el Grande Ballroom. Lo que debería haber sido una
despedida por todo lo alto se convirtió en un funeral al que apenas asistieron
decenas de personas. Kramer abandonó el escenario desolado.
Estuvo dos años en
la cárcel por vender cocaína a un agente de paisano en 1975, un incidente que Mick Jones inmortalizaría en el Jail Guitar Doors de los Clash. Al salir formó Gang War junto a otro forajido de la
guitarra como Johnny Thunders, pero el proyecto no
duró mucho y Kramer comenzó una fructífera carrera en solitario que le llevaría
a escribir bandas sonoras para películas y series de televisión. Nunca olvidó
su paso por la cárcel y acabó trabajando con la organización Jail Guitar Doors
para conseguir que los reclusos pudieran tener acceso a instrumento musicales,
además de tocar en varias cárceles. Su carrera en solitario es más que digna
pero lo que le da un puesto de honor en el mundo del rock fue su paso por MC5.
A pesar de que la formación original nunca pudo reunirse debido a las tempranas
muertes de Rob Tyner en 1991 y Fred 'Sonic' Smith en 1994, Kramer ha portado la
llama del grupo en varias ocasiones, primero en 2003, junto a los otros
supervivientes y gente influida por ellos como Lemmy de Mötörhead o Ian Astbury de The Cult.
Ahora, tras la
muerte de Michael Davis en 2012, Kramer ha vuelto a revivir la llama del grupo
para celebrar el 50 aniversario de Kick
Out The Jams con gente como Kim
Thayil de Soundgarden, Brendan Canty de Fugazi o Marcus Durant
de Zen Guerrilla. Y es que Kramer no
tiene muy clara la diferencia entre 1968 y 2018 señalando que "hoy hay un régimen corrupto en el poder, se
está librando una guerra interminable a millones de kilómetros y una violencia
incontrolable sacude nuestro país. (...) Mi objetivo es que la audiencia salga
de estos conciertos recargada por el poder unificador y positivo de la música
rock". Como no podía ser de otra forma, el último concierto será en
Detroit, así que es el momento perfecto para volver a gritar bien alto:
"KICK OUT THE JAMS, MOTHERFUCKEEEEERS!".