El legado de Randy California

Por Sergio Ariza

En inglés hay un dicho que dice "la familia que reza unida, permanece unida" así que los chicos de Spirit decidieron hacer un juego de palabras y cambiarlo por el mucho más adecuado: "La familia que toca junta...". En su caso no mentían y es que dos de los miembros del grupo lo eran. El batería Ed Cassidy, que tenía 45 años, era el padrastro del joven prodigio de la guitarra Randy California, que tenía 17 años. El primero era un músico de jazz veterano que había tocado con gigantes como Cannonball Adderley, Gerry Mulligan o Thelonious Monk, y había tenido sus primeras experiencias con el rock & roll con los Rising Sons en los que también estaban Taj Mahal y Ry Cooder. El segundo tampoco tenía un mal curriculum a sus espaldas a pesar de su corta edad. El "apellido" California se lo había dado el mismísimo Jimi Hendrix que le reclutó para sus Jimmy James and the Blue Flames, el grupo que tenía antes de ser descubierto por Chas Chandler. Lo de California provenía de su estado de nacimiento y Hendrix lo utilizaba para diferenciarlo del otro Randy de la banda, al que llamaba Texas, ya sabes por qué.  

El resto de la formación de la banda la completaban Jay Ferguson, el otro cantante principal, el bajista Mark Andes y el teclista John Locke que compartía afinidades jazzísticas con Cassidy. The Family That Plays Together era su segundo disco del año 1968, tras su homónimo prometedor debut (donde se incluía el instrumental Taurus, conocida principalmente por servir de inspiración a Jimmy Page para componer Stairway To Heaven), y demostraba que esta injustamente olvidada banda tenía mucho que ofrecer.
 

El comienzo del disco es arrollador con I Got a Line on You, la canción más recordada de la discografía de la banda. No es para menos, este tema de Randy California debería estar en el canon de las canciones indispensables de los 60. Se abre con un riff tocado a la vez por guitarra y piano y luego entra la voz como un huracán, California va metiendo notas con su Danelectro U 56 comprada en los almacenes Sears, a través de un amplificador Silvertone, un equipo de saldo al que le saca el mayor rendimiento posible. Es fácil entender qué vio Hendrix en este chico al que nunca se cansó de elogiar. En It Shall Be ya se pueden apreciar varias cosas, su gusto por el cool jazz y las armonías angelicales en una introducción que se convierte en pura psicodelia de la Costa Oeste, con flautas y varias voces. Poor Richard, escrita por Ferguson, le da la oportunidad de brillar, doblando la guitarra, en un solo con mucho gusto. Drunkard está mucho más cerca del espíritu de la época, bajo la influencia del Sgt. Pepper's de los Beatles, una balada con armonías y cuerdas que termina derivando en un instrumental psicodélico que sirve de preludio al rock progresivo. Darlin’ If es otra de las grandes canciones de California, un medio tiempo simple y hermoso en el que muestra su faceta más lírica, lo mejor llega con el increíble puente instrumental con solo la guitarra de California y el bajo de Andes interactuando entre ellos, una nueva prueba de su increíble talento.
 

 

La segunda cara se abre con It's All The Same, un tema donde se adelantan al rock de los 70. California vuelve a tener otro vehículo para demostrar su habilidad a las seis cuerdas, también Cassidy que realiza un solo de batería en el que vuelve a demostrar su amor por el jazz, citando al solo de Joe Morello en el Castilian Drums del Dave Brubeck Quartet. Jewish es la canción más bizarra del disco, con California recitando cosas en hebreo hasta que la canción se convierte en una especie de jam psicodélica que vuelve a enseñar lo buenos músicos que eran. Dream Within a Dream es un mágico viaje en alfombra voladora que confirma a California como mago del fuzz y a Jay Ferguson como un excelente compositor de canciones. Aren’t you Glad pone el broche perfecto con una excelente pieza de ‘psych-rock’ con la que California se vuelve a probar como un maestro del ‘fuzz’, entregando el solo más brillante del disco (es increíble pensar que solo tenía 17 años).
 

A la banda todavía le quedaban unas cuantas cosas más que ofrecer, como el gran Twelve Dreams of Dr. Sardonicus, pero The Family That Plays Together es una perfecta introducción al legado de una banda a reivindicar.


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