El rock and roll vuelve a la pista de baile

Por Sergio Ariza

Lo que más ha llamado la atención de este Villains, el séptimo disco de estudio de la carrera de Queens Of The Stone Age, ha sido que Josh Homme haya decidido contar con los servicios del afamado productor Mark Ronson (responsable de éxitos como el Rehab de Amy Winehouse o Uptown Funk junto a Bruno Mars). Después de escuchar el primer single, The Way You Used to Do, hubo una pequeña controversia, las guitarras sonaban menos duras de lo habitual, esas palmas de fondo eran puro Ronson, y muchos pensaron que la banda se había acomodado. No es el caso, Villains sigue sonando peligroso por los cuatro costados y Homme sigue fiel a sí mismo. Si acaso, esta vez además de buscar pelea también quiere salir a la pista de baile, algo que busca reencontrarse con las raíces del rock and roll, de Elvis a Little Richard, de Jerry Lee Lewis a Chuck Berry.  

 

En Villains sigue habiendo grandes ‘riffs’ y mucha sensación de peligro, solo el comienzo del disco con Feet Don't Fail Me (otro guiño al baile) con esas guitarras nebulosas que van subiendo en intensidad, acompañadas de sintetizadores, y presagian que algo está a punto de pasar, hasta que la batería entra como un huracán junto a un ‘riff’ juguetón. Es el equivalente musical a una patada en la puerta. Homme y los suyos, con sus fieles Troy Van Leeuwen y Dean Fertita acompañándole a la guitarra, han hecho su aparición y buscan pasárselo bien. Como en ocasiones anteriores las canciones contienen ciertos guiños a otros artistas, en Fortress meten a partir de minuto cinco el ‘riff’ del Hey, Hey, My, My de Neil Young, en Un-Reborn Again cita una parte de la letra del Keep your hands to yourself de los Georgia Satellites con un claro homenaje en su entonación y Head like a haunted house es puro desenfreno Little Richard, ‘Tutti Frutti’ incluido. The evil has landed es otro de los grandes momentos del disco, construida sobre varios ‘riffs’ dignos de los Sabbath, aunque tocados de manera más ligera para encajar con el falsete de Homme, es una de las pocas canciones donde se permiten el lujo de meter unos buenos solos de guitarra, para terminar con un desparrame rockero de cruda energía en el mejor estilo de sus adorados Iggy & The Stooges. Homme y los suyos reclaman la pista de baile como algo suyo, pero no lo hacen rindiéndose a nuevas modas sino conectando con el espíritu del rock and roll primigenio.
 

 

Además el cambio en el sonido de las guitarras (para este disco han utilizado una buena cantidad de ellas como la Echopark Esperanto Z especial de nueve cuerdas de Homme, la Signature Jazzmaster de Van Leuween o varios modelos Echopark customizados para ellos por Gabe Currie) es más obra de Homme que de Ronson y es que para este disco quiso cambiar su enfoque y experimentar grabando muchas de las partes de guitarra directamente a la mesa, lo que se conoce como 'Direct Input' (DI). Pero, más allá del nuevo sonido, Villains es la invitación de Homme a poder bailar con el rock, a esa actitud de “me importa una mierda lo que pienses”. Puede que no está a la altura de Songs for the deaf o Like Clockwork pero es una notable adquisición al catálogo de esta gran banda.

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