Josh Homme pisa el acelerador

Por Sergio Ariza

El año 2001 había supuesto una resurrección comercial del rock de guitarras con discos como 'Is this it?' de los Strokes o 'White blood cells' de White Stripes, con la prensa especializada aclamando a Jack White como el salvador del rock. Ese mismo año, Dave Grohl, líder de Foo Fighters y ex batería de Nirvana, decidía unirse a los Queens Of The Stone Age de Josh Homme, una leyenda del 'stoner rock', gracias a su anterior banda Kyuss, que decidió aprovechar la oportunidad para grabar un disco que demostrase que el rock no necesita que le salven.  

Y es que para ese momento la banda ya llevaba dos discos más que notables, pero con la incorporación de Grohl a las baquetas todo pareció preparado para sacar su obra definitiva. Para completar una formación de lujo les acompañaban su fiel bajista Nick Oliveri, también ex Kyuss, y el cantante Mark Lannegan, ex de Screaming Trees. Era un cuarteto de lujo pero el verdadero capitán de esta banda de ensueño era un Homme que tenía las ideas muy claras sobre lo que quería, convirtiendo a su guitarra en la marca distintiva, con potentes y pesados riffs que sonaban como si Tony Iommi se hubiera criado escuchando a Nirvana. El otro elemento que cohesionó el disco fue la idea de Oliveri de unirlo a través de breves extractos de falsas radios, haciendo de él una especie de disco conceptual sobre un viaje en coche desde Los Ángeles al desierto de Mojave. Con ello consiguieron una obra mucho más compacta y el disco perfecto para escuchar a todo volumen mientras se conduce.




Tras una extraña intro, alguien comienza a sintonizar varias emisoras hasta que llega a una que comienza a emitir las “canciones para sordos”, luego un explosivo riff da paso a un Oliveri desgañitándose, pasando de 0 a 100 kilómetros en un tiempo récord. Lo siguiente que suena es la canción más recordada de la carrera de la banda y la que les dio la fama, ‘No one knows’, en la que se mezcla un machacón riff con la magnética voz de Homme, dando paso al riff del puente que es puro Sabbath. Es una de las canciones que mejor describen su sonido, con la guitarra bajada de tono de oído por parte de Homme para buscar un sonido más pesado y oscuro. Es difícil adivinar cuál es el equipo exacto que utiliza, ya que no le gusta compartir sus secretos sobre su particular sonido, pero si hacemos caso del video se trata de una Maton Mastersound MS520, una marca australiana de la que es bastante aficionado, habiendo utilizado varios modelos, principalmente una Maton BB1200, aunque su guitarra principal durante los tiempos de Kyuss y en los tres primeros discos de Queens Of The Stone Age es una Ovation Ultra GP.
 

Entre el resto de canciones destacan 'Go with the flow', una de las pocas en las que aparece otro guitarrista, en este caso Brendon McNichol, y que les emparenta con los Stooges, 'Hangin tree' que sirve para que se luzca Lannegan a la voz, 'First it Giveth' con otro riff marca de la casa, 'A song for the dead' donde se luce con un gran solo en el que se dobla con otra guitarra, la pegadiza 'Another love song', cantada por Oliveri, o el final acústico de 'Mosquito song' con un excelente arreglo de cuerdas, sacando a relucir otra cara distinta de la banda y dando por finalizado uno de los viajes más interesantes de la música rock del Siglo XXI.
   


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