Surfers' Choice / King Of The Surf Guitar (1962/1963)

Dick Dale & His Del-Tones

Probablemente sea uno de los discos más importantes de la historia moderna de la música. Una biografía de Dick Dale le proclama padre del heavy metal porque su inconfundible técnica de guitarra sería la inspiración de algunos de los grandes ‘hachas’ del rock, desde Jimi Hendrix (zurdo como él) a Eddie Van Halen. Quizá suene exagerado, aunque basta pinchar esta joya de 1963 para ver que su autor no anda muy descaminado. El indiscutible rey del surf guitar ha sido, además, un estrecho colaborador de Leo Fender y entre ambos sentaron las bases del instrumento tal y como lo conocemos hoy. Con eso debería bastar para entrar en la leyenda. La tabla de surf era sólo una excusa.

King Of The Surf Guitar
era su primer disco con una gran discográfica como Capitol, que lo fichó tras el éxito de Surf Beat (contenido en el álbum Surfers’ Choice), su verdadero debut como Dick Dale and His Del-Tones en un sello modesto al que alegró las cuentas de 1962 con las decenas de miles de copias que consiguió vender. Eran los balbuceos de un joven guitarrista en bañador que había descubierto una forma de tocar hasta entonces desconocida; un año después, con más medios, creaba un estilo musical que arrasaría las fiestas de EEUU durante una buena temporada aunque no hubiera playa.




Dale
estaba obsesionado con el volumen de su guitarra, con tocar más alto que nadie. Era el momento de los pioneros de la música electrificada y él era uno de ellos armado con el primer amplificador de 100 wattios, una barbaridad en los años 60. Por supuesto, su repertorio de efectos, con la famosa reverberación en primer lugar, también eran cortesía de sus amigos de Fender, a los que él desafiaba con sus staccato y su tremenda velocidad recorriendo escalas vertiginosas por el mástil. También en esto fue el primero.

El secreto de Dick Dale, nacido Richard Anthony Monsour (Boston, 1937), está en sus raíces libanesas, con el tarabaki de uno de sus tíos sonando omnipresente en su infancia, una herencia a la que nunca ha renunciado. De ahí, según él mismo, surgió su característica forma de usar la púa. Se supone que también influiría el ukelele con el que, como tantos guitarristas de su generación, se sumergió en el country para aprender a tocar. Su madre polaca añadió de su cosecha melodías centroeuropeas que él mezcló con una buena dosis de Coca Cola cuando se trasladaron a California para empezar una nueva vida.


La enfermedad, la mala suerte y los Beach Boys pusieron fin a la fiesta demasiado pronto, aunque no a su pasión. Capitol le despidió en 1965. Cambió de vida tras estar a punto de perderla aunque no se descolgó la guitarra. Dos décadas más tarde reaparecería magistralmente con Stevie Ray Vaughan, pero sería en 1994 cuando su música recuperaría un lugar de honor a escala mundial de la mano de Quentin Tarantino y Pulp Fiction.

Misirlou
, una de las mejores canciones de aquel primer disco, volvía por fin a las pistas de baile.
 


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