Las mejores canciones de Roger McGuinn

Por Sergio Ariza

Roger McGuinn está tan asociado a Rickenbacker como Chet Atkins a Gretsch o Les Paul a Gibson. Es casi imposible pensar en uno sin el otro, algo normal si pensamos que McGuinn y su guitarra de 12 cuerdas definieron no uno, sino tres géneros musicales distintos, el folk rock, la psicodelia y el country rock. Su huella e influencia son infinitas, así que desde Guitars Exchange queremos homenajearle eligiendo 10 de las canciones más importantes de su carrera al frente de los seminales The Byrds.  

Mr. Tambourine Man
 

Los Byrds eran un grupo de cantantes folk (Roger McGuinn, David Crosby y Gene Clark) a los que les cambió la vida la película A Hard Day's Night de los Beatles. Juntos unirían la música de éstos con las letras de Bob Dylan creando en el intento lo que se conoció como folk rock. La canción que les lanzaría a la fama sería su versión eléctrica del Mr. Tambourine Man de Dylan, una canción que, a pesar de estar grabada con músicos de sesión, contiene los dos elementos principales del sonido de los Byrds, las angelicales armonías vocales de Crosby y el tintineante sonido de la Rickenbacker 360 de 12 cuerdas de Roger McGuinn, el único miembro del grupo que pudo tocar su instrumento junto a los miembros de la ‘Wrecking Crew’. El sonido de esa guitarra sería uno de los más influyentes de su época, llegando hasta los propios Beatles (baste escuchar el If I Needed Someone de Rubber Soul) y extendiéndose en el tiempo, con mucha influencia en gente como Tom Petty, Johnny Marr o Peter Buck.
 

 

Turn! Turn! Turn! (To Everything There Is a Season)
 

Quizás el mejor ejemplo del tintineante sonido de la guitarra de McGuinn y de la etapa folk rock de los Byrds sea este Turn! Turn! Turn!, encargado de dar título a su segundo disco, en el que McGuinn combina la púa con el fingerpickin’ para el riff y el solo, logrando ese sonido tan característico que es parte fundamental del ADN de los Byrds y que hace que McGuinn sea el miembro más importante de la banda a la hora de construir su sonido. La canción era una versión de Pete Seeger que sacó su letra, casi al completo, del Libro del Eclesiastés del Antiguo Testamento, lo que la hace, casi con toda seguridad, la canción con la letra más antigua que jamás ha llegado al número uno de las listas estadounidenses.
 



Eight Miles High
 

Tras el éxito de sus dos primeros discos, con EEUU inundado de grupos imitando el sonido folk rock de los Byrds y la Rickenbacker de 12 cuerdas de Roger McGuinn, la banda californiana decidió renovar por completo su sonido. Una vez más la guitarra de McGuinn sería la protagonista. Esta vez la influencia llegaría por vías menos convencionales. Durante una gira Crosby había comenzado a poner continuamente una cinta con John Coltrane por una cara y Ravi Shankar por otra. McGuinn recogería el guante e intentaría reproducir aquellos sonidos con su Ric en una de las mejores canciones que había compuesto Gene Clark hasta la fecha, Eight Miles High, donde la influencia de Coltrane es evidente. En enero de 1966 la grabarían y abrirían las puertas a la revolución psicodélica, encabezando nuevamente un movimiento. Para ese momento el líder de los Byrds ya tenía la guitarra más asociada a él, una Rickenbacker 370 de 12 cuerdas, con la que haría uno de los solos más influyentes y extraños de todos los tiempos. 
 


Mr. Spaceman
 

Nada más grabar Eight Miles High Gene Clark dejó la banda. Su ausencia se dejó notar mucho ya que se trataba del principal, y mejor, compositor de la banda, así que McGuinn dio un paso al frente y comenzó a escribir canciones. Una de las mejores fue este Mr. Spaceman en el que adelantaba sus posteriores coqueteos con el country. Es una de sus canciones más interesantes de su carrera, mezclando influencias de todas sus épocas, la folk, la psicodélica (sobre todo durante el solo) y la country rock. No es de extrañar que unos de sus más destacados discípulos, los Wilco de Jeff Tweedy, la recuperaran en directo, con el propio McGuinn, unos años después.
 



5 D (Fifth Dimension)
 

La canción que dio título al tercer disco de la banda también llevaba la firma de McGuinn, se trata de una canción en la que, nada más y nada menos, intenta explicar la teoría de la relatividad de Einstein y que cuenta con una de sus mejores interpretaciones vocales. Musicalmente vuelve a mezclar magistralmente sus orígenes folk con un toque psicodélico, acentuado por el barroco órgano interpretado por Van Dyke Parks y las excelentes armonías de Crosby.
 

 

So You Want To Be A Rock 'n' Roll Star
 

Los Byrds siempre parecían ir un paso por delante de sus coetáneos, en febrero del 67 se adelantaron unos meses al verano del amor y entregaron una de las primeras obras maestras de la psicodelia, Younger Than Yesterday. El disco se abría con So You Want To Be A Rock 'n' Roll Star, una canción en la que desde los primeros compases se puede ver a un grupo sin miedo por experimentar. En esta cínica mirada al mundo de la música pop, compuesto por McGuinn y Chris Hillman, se mete la maravillosa trompeta del sudafricano Hugh Masekela, aunque es el riff de la Rickenbacker de McGuinn y el bajo de Hillman los que ponen los cimientos de la misma. McGuinn continúa siendo el pilar del sonido del grupo, ahora inmerso en los efluvios psicodélicos.
 



Renaissance Fair
 

Una canción compuesta a medias por McGuinn y Crosby que no alcanza los dos minutos pero en la que pasan muchas cosas. Se trata de una fantástica canción de pop barroco que se adelanta a las buenas vibraciones del Verano del Amor y el festival de Monterrey (aunque cuando Eric Burdon y sus Animals hagan su repaso al festival no se olvidarán de citarla). Es como un sueño hippie en el que las voces de sus dos compositores se mezclan tan bien como sus dos guitarras, la Ric de McGuinn y la Gretsch Country Gentleman de Crosby, con esos arpegios iniciales de McGuinn contestados por los poderosos acordes de Crosby. Mientras tanto Chris Hillman demuestra que sus líneas de bajo son tan melódicas como las de McCartney.
 



Wasn't Born To Follow
 

Para cuando terminaron de grabar su quinto disco de estudio, The Notorious Byrd Brothers, de la formación original solo quedaban McGuinn y Hillman. Aun así ese disco es uno de los más representativos de la banda (en él participan Crosby, Clark e incluso el futuro miembro Clarence White), sirviendo de perfecta suma de su paso por múltiples estilos, muchas veces dentro de una misma canción. Uno de sus mejores momentos llega con Wasn't Born To Follow, una canción compuesta por Carole King y Gerry Goffin, que acabaría dentro de la banda sonora de Easy Rider. Es una canción en la que se puede ver el camino country rock que iban a tomar sin olvidar meter una distorsionada y psicodélica guitarra en el puente. Se la puede considerar uno de los mejores ejemplos del género, con Red Rhodes en la pedal steel y White con su Telecaster aportando el mejor sabor country.
 

 

You Ain't Going Nowhere
 

Sweetheart Of The Rodeo
, el sexto disco de los Byrds, fue la piedra angular sobre la que se construyó el country rock. McGuinn y los suyos lograban, por tercera vez, ponerse a la cabeza de un movimiento, tras el folk rock y la psicodelia, con la inestimable ayuda del recién incorporado Gram Parsons, que sería el ideólogo de lo que él llamaba 'Cosmic American Music', una mezcla de música de raíces, principalmente country, con una actitud rock. Pero McGuinn seguía siendo el pilar del sonido de la banda, si en 1965 había creado el folk rock haciendo una versión de una canción de Dylan, decidió encabezar el disco con otra, en esta ocasión el You Ain't Going Nowhere, procedente del sótano de Big Pink en el que grabó The Basement Tapes junto a The Band. Pero esta vez la Rickenbacker estaría en un segundo plano dejándole el protagonismo a la leyenda de la pedal steel, Lloyd Green.
 



Chestnut Mare
 

Tras Sweetheart Of The Rodeo Gram Parsons y Chris Hillman se marcharon para formar los fundamentales Flying Burrito Brothers, con lo que McGuinn tuvo que reformar al grupo de manera drástica. Sus principales incorporaciones serían el maravilloso guitarrista Clarence White y el batería Gene Parsons con los que grabaría varios discos, el mejor de los cuales llegaría en 1970 y se titularía Untitled. En ese doble disco, con un disco en directo en el que se comprobaba que esa formación era la que mejor sonaba en concierto, destacaba esta maravilla compuesta por McGuinn y Jacques Levy, en la que hay una maravillosa interactuación entre la Ric de McGuinn y la Martin D-28 de un White que al final también mete la Tele con el B-bender. Y luego está ese maravilloso puente, casi barroco, con el tintineante sonido de McGuinn y White brillando intensamente con la Martin sobre él, que es uno de los momentos más emocionantes de la carrera de este maravilloso músico.