Los 10 mejores solos de la carrera de Lou Reed

Por Sergio Ariza

Lou Reed (2 de mMarzo de 1942, 27 de Octubre de 2013) tuvo una de las carreras más importantes de la historia del rock. Como pequeño homenaje, desde Guitars Exchange queremos rescatar algunos de los mejores momentos a la guitarra entre su vasta obra. Para ello nos hemos autoimpuesto una pequeña norma, solo podíamos elegir un solo por guitarrista. Como no podía ser de otra forma comenzamos nuestra lista por el propio protagonista en sus tiempos como líder de la Velvet Underground, pero no nos olvidamos de otros guitarristas que han pasado por su carrera como Mick Ronson o Steve Hunter.  

Lou Reed - I Heard Her Call My Name (1968)
 

Si con el primer disco de la Velvet Underground Lou Reed entregó una de las cimas absolutas de la música rock, y uno de los dos o tres discos más influyentes de todos los tiempos, con su segundo trabajo decidió probar los límites del género. Uno de sus mejores ejemplos es este I Heard Her Call My Name donde Reed prueba que es uno de los guitarristas más infravalorados de la historia con un par de solos que exceden los límites del ruido y la furia. Inspirado por el ‘free jazz’ de Ornette Coleman, Reed se desata con unos solos atonales donde sobrepasa los límites de la distorsión con dos solos, principalmente el segundo, donde parece que está tocando a la vez que hace agujeros en su guitarra y amplificador con una taladradora. El equipo que utilizó para perpetrar semejante ataque sónico es más que probable que fuera su Gretsch Country Gent a través de un Vox AC100 Solid State Super Beatle Amp… aunque bien podría haber sido con una ametralladora disparando sobre una caja de granadas.


 

Sterling Morrison – Pale Blue Eyes (1969)
 

Sterling Morrison
es el gran olvidado de la formación original de la Velvet, posiblemente por su propio enfoque, siempre un paso atrás dando solo los toques necesarios que necesita una canción, como su ídolo Steve Cropper. Posiblemente en el disco donde más destaca sea en el tercero en el que se apropia de una de las mejores canciones de Reed, la preciosa Pale Blue Eyes, con su delicado acompañamiento a lo largo de toda la canción y ese sencillo solo que de tan bello parece que se pueda romper en cualquier momento. Menos es mucho más.
 

Doug Yule - Oh Sweet Nuthin’ (1970)
 

Para el cuarto disco de la banda, la Velvet Underground estaba casi disuelta, con John Cale fuera desde hacía tiempo, Moe Tucker embarazada y sin tocar en el disco y Sterling Morrison cabreado por el mayor peso del recambio de Cale, Doug Yule. El propio Reed estaba con un pie casi fuera y tras entregar un disco digno de su nombre, Loaded, cargado de éxitos se marchó de la banda. Pero aquí se encuentran algunas de las mejores canciones de su carrera, Sweet Jane, Rock & Roll, New Age o este Oh sweet nuthin’ que no solo canta Yule sino que también se beneficia de un gran solo de este en un estilo mucho más convencional, pero igualmente efectivo, que el de sus compañeros de banda. La guitarra que solía utilizar en ese entonces era una Gibson ES-335TD.
 

Steve Howe - Ride Into The Sun (1972)
 

El primer disco de Lou Reed no fue precisamente un éxito comercial o artístico. Basado en descartes de su etapa de la Velvet, este disco homónimo no tiene una gran acogida entre los seguidores de su carrera. Pero más allá de no ser un disco perfecto, está lleno de buenas canciones donde se puede escuchar al mismísimo Steve Howe de Yes amoldarse al estilo mucho más esquemático de Reed. Uno de los mejores ejemplos es esta Ride into the sun que es una de las canciones favoritas de John Frusciante.
 

Mick Ronson – Vicious (1972)
 

El espaldarazo definitivo a la carrera de Reed, sobre todo desde un punto de vista comercial, llegó cuando se juntó con uno de sus mayores fans, un David Bowie que vivía en medio de la explosión de Ziggy Stardust y el 'glam'. Pero la guinda definitiva fueron las aportaciones de Mick Ronson, el guitarrista de las Arañas de Marte que produjo el disco junto a Bowie y fue responsable de algunos de los arreglos más memorables. Como no podía ser de otra forma también se llevó su Les Paul Custom “Black Beauty” del 68 para poner un par de solos fundamentales sobre los acordes de la Epiphone Riviera de Reed. Quizás el más recordado sea el arrebatador sonido de Vicious donde suena tan sucio como el protagonista de la letra.




Steve Hunter / Dick Wagner - Sweet Jane (1974)
 

Para cuando Reed quiso presentar Berlin en directo lo único que tenía claro era que quería ser una estrella del rock, un “animal del rock” y dejó que fuera Bob Ezrin el que buscara a la banda perfecta para ello. Así fue como Steve Hunter y Dick Wagner tocaron juntos por primera vez (los dos habían tocado en Berlin pero sin coincidir, con Hunter luciéndose en How do you think it feels y Sad song). El hombre que había inventado el noise se pasaba a la épica de la 'rock'n'roll star' y el traje le sentaba de maravilla, gracias a sus flamantes guitarristas. Hunter fue el encargado de componer la Intro para Sweet Jane con la que empezaban los conciertos. Su forma de relacionarse con Wagner es increíble, con Steve tocando la melodía y Dick haciendo las armonías. Luego entra la canción y es Wagner el que se luce con varios solos. Pocas veces dos guitarristas se han entendido de mejor manera que estos dos con sus Les Paul TV Special, la de Hunter a través de un amplificador HiWatt de 100 vatios y la de Wagner con un Marshall ‘half-stack’ de 100 vatios.  No es sólo el mejor solo de esta lista, sino uno de los más grandes de todos los tiempos.
 

Danny Weiss – Kill Your Sons (1974)
 

Sally can't dance
fue un pequeño traspiés después de la excelsa trilogía que componen Transformer, Berlin y Rock and roll animal, pero aun así contenía canciones tan interesantes como este Kill your sons en la que Reed aborda el traumático momento en el que sus padres decidieron llevarle a terapia de electrochoque. Una de sus mejores canciones que cuenta con la participación en la guitarra solista de Danny Weiss, miembro fundador de Iron Butterfly y Rhinoceros, que aquí entrega uno de sus mejores trabajos a las seis cuerdas.
 

Bob Kulick – Coney Island Baby (1976)
 

Tras el atentado terrorista sonoro que supuso Metal Machine Music, Lou Reed volvió con uno de sus discos clásicos, Coney Island Baby, dedicado a su pareja de entonces, la transexual Rachel. Para el disco contó con la colaboración de Bob Kulick que estuvo a punto de convertirse en miembro de Kiss (y llegó a grabar varias cosas en el estudio con ellos) y terminaría formando parte de W.A.S.P. Suyo es el fenomenal trabajo con la ‘slide guitar’ en Crazy feeling, la canción que abre el disco, o el maravilloso acompañamiento a la genial canción que le da título al disco, donde su guitarra va coreando una historia que comienza con el protagonista recordando como en el instituto todo lo que quería hacer era jugar al fútbol americano y que termina siendo una maravillosa carta de amor a sus dos amores de aquel entonces, Rachel y Nueva York.
 

Robert Quine – Waves Of Fear (1982)
 

Blue mask
es uno de los mejores discos de su carrera y lo es, en parte, gracias a que Robert Quine era uno de los guitarristas más afines con los que ha tocado. Antes de ser uno de los pioneros del punk neoyorquino junto a Richard Hell en Blank Generation, Quine era un fan absoluto de la Velvet y llegó a acumular cientos de horas de grabaciones de sus conciertos. No es de extrañar pues que se entendieran (musicalmente) a las mil maravillas. Puede que el mejor ejemplo sea este Waves of fear en el que el solo de Quine es el equivalente del estado de ánimo de su protagonista, alguien que está sufriendo una crisis nerviosa. Se nota perfectamente como Quine es alguien que escucha las letras a la hora de tocar, trasladando a su guitarra la sensación de psicosis que recrea Reed en la letra. Cuando este dice “Debe estar en el infierno”, Quine, con su Stratocaster, hace que lo comprobemos.


 

Mike Rathke – Dirty Boulevard (1989)
 

New York
es, tras Transformer, el mejor disco de la carrera de Reed y sus tres primeras canciones se encuentran entre lo mejor de producción. Su interacción con Mike Rathke es sencillamente telepática, los dos tocando guitarras Pensa-Suhr. No es de extrañar que Rathke se convirtiera en su compañero más fiel y terminara colaborando en muchos más discos con Reed. Baste escuchar el inicio de Dirty Boulevard, Reed comienza exponiendo una sencilla progresión de tres acordes y Rathke se le une con una sencilla línea que lo complementa a la perfección, algo que hará durante el resto de la canción donde Reed vuelve a retratar los bajos fondos de la Gran Manzana. Como guinda el gran Dion DiMucci termina añadiendo unos maravillosos coros que completan otra canción excelente. Un rock and roll espartano y directo que reafirma algo que le encantaba decir al propio Reed: “No puedes superar a dos guitarras, bajo y batería”.

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